Como todos los primeros domingos de abril, se celebró el festival japonés con una gran procesión de los fieles.
El Japón dio una nueva prueba de que su cultura milenaria es versátil, diversa y que tiene un poco de sentido del humor: una vez más se celebró en una ciudad del interior el tradicional Festival del Pene, o Kanamara Matsuri.
La fecha está marcada por el calendario sintoísta, que marca el resto de las celebraciones religiosas y tradicionales del Japón. Así, todos los primeros domingos del mes de abril los habitantes de la ciudad japonesa de Kawasaki celebran la festividad dedicada al miembro masculino.
Para festejar se forma una gran procesión en el medio de la ciudad, que parte desde el Templo del Pene, donde hombres y mujeres levantan maquetas de penes gigantes hechas de madera u otros materiales, según publicó el diario La Nación.
A los costados de las calles, entre sounvenires fálicos y pancartas rojas, mujeres disfrazadas de prostitutas (no confundir con geishas, no es lo mismo) llevan pequeñas estatuas de penes. La fiesta temática, digna de una despedida de soltera multtudinaria, honra una leyenda japonesa y se celebra para propiciar la fertilidad, la felicidad matrimonial... y los buenos negocios .
Según el relato, un demonio se escondió en la vagina de una joven y mordió los penes de dos jóvenes que intentaron intimar con ella. Entonces, el herrero del pueblo forjó una suerte de capuchón de hierro para el pene, para que le rompiera los dientes al demonio.
Éste sería el primer antecedente de profiláctico japonés.
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